Cáncer de tiroides

El cáncer de tiroides se divide en diferenciado y no diferenciado, hablaremos  esta vez del cáncer de tiroides bien diferenciado, el cual a su vez puede ser de tipo papilar o folicular.

Para su diagnóstico, se requiere un ultrasonido de cuello tanto central como lateral para ver las cadenas linfáticas. Cuando se sospecha enfermedad localmente avanzada que invade a los ganglios, una biopsia con aguja fina (BAAF). Y si se sospecha de invasión a ganglios (metástasis locorregional) se requieren estudios de extensión, siendo la tomografía computarizada el estudio ideal.

La cirugía es el tratamiento de  primera línea, las opciones son tiroidectomía total o cuasi-total, hemitiroidectomía o lobectomía con istmectomía. El tipo de cirugía dependerá de la extensión de la enfermedad, es decir, del tamaño del tumor, la presencia de extensión a ganglios linfáticos o de metástasis extratiroidea, así como de la edad del paciente y de enfermedades con comitantes.

Después de la cirugía, todos los pacientes (excepto aquellos con riesgo bajo que se sometieron únicamente a lobectomía), necesitan terapia hormonal sustitutiva con levotiroxina, para reemplazar la producción hormonal normal y para evitar la reaparición del tumor. La hormona estimulante de la tiroides o TSH es medida 6 semanas después de la cirugía con el fin de realizar el ajuste del tratamiento hormonal implementado.

La necesidad de tratamiento adicional (adyuvancia), se basa en los criterios de la Asociación Americana de la Tiroides (ATA), que ha designado un sistema de estratificación de riesgo inicial, para estimar el riesgo de persistencia o recurrencia de la enfermedad. Dividiéndose en 3 grupos:

  1. Bajo: Cáncer papilar de tiroidesconfinado a la glándula tiroides.
  2. Intermedio: Metástasis regional, histología variable, extensión fuera de la tiroides y/o invasión a vasos sanguíneos.
  3. Alto: Extensión extra tiroidea amplia, metástasis a distancia, o tiro globulinasérica postoperatoria sugestiva de enfermedad metastásica, riesgo de recurrencia primaria basado en los hallazgos clínico patológicos.

El manejo post operatorio con adyuvancia, principalmente radioablación con yodo (RAI) se lleva a cabo en pacientes de riesgo alto e intermedio seleccionados. Por otro lado, el grado de supresión de TSH se individualiza basado en la extensión de la enfermedad y la probabilidad de recurrencia. Por ello, es que las estrategias de monitoreo se basan en el riesgo de recurrencia que el paciente presenta, de acuerdo a la ATA. El tiempo, la frecuencia y el tipo de estudios adicionales para detectar recurrencia o recaída, se realizan de acuerdo a la estratificación inicial de riesgo y a la respuesta en las evaluaciones de seguimiento.

Las opciones para tratar una recaída, incluyen cirugía, radio, yodo, quimioterapia y/o radioterapia externa. Es por esto que la vigilancia es imperativa en estos pacientes, independientemente del riesgo que tengan de recaída, aunque con mayor razón, en el paciente con riesgo alto.

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